Alumnos/as de I° medio visitaron Hogar de Adultos Mayores – Colegio de los Sagrados Corazones

Alumnos/as de I° medio visitaron Hogar de Adultos Mayores

El pasado viernes 29 de septiembre los estudiantes de I° Medio B junto a los profesores Cristian Ayala (profesor jefe), José Ochoa y Luis San Martín y en el marco de los objetivos de la asignatura de religión , visitamos la Residencia de Adultos Mayores “El Naranjo” en Viña del Mar, donde compartimos con los adultos mayores que ahí residen. En la oportunidad los estudiantes prepararon actividades como: zumba, conciertos, pintaron mandalas y jugaron lotería con los residentes. Fue una hermosa oportunidad para compartir y empatizar con aquellos que se encuentran en la última etapa de su vida y que tanto han aportado a nuestra sociedad.

A continuación, compartimos con ustedes algunos de los testimonios de los alumnos/as que participaron de la visita:

“Aún no teniendo una figura de abuelo o abuela, la empatía que sentía era considerable al cruzar las puertas y ver cómo me recibía el calor hogareño. Conocí a la señorita Blanca al cruzar una de esas puertas. Era muy simpática, educada y amaba la Literatura, iba a todas partes comprometida con su libro. Pese a tener 90 años era la más lúcida,
me hubiera gustado estar más tiempo con ella, porque era muy cariñosa y lo demostraba al decirme de forma nostálgica que le recordaba a su hijo. La experiencia fue cuanto menos reflexiva, pensar que mis padres algún día podrían encontrase en un estado similar fue algo triste de pensar. Vivir esa experiencia me hizo replantearme mucho mi realidad, me encantaría volver a participar en algo del estilo”. Martín Cartes (I° medio B)
“Al llegar sentí nostalgia pues interactuar con gente de esta edad es algo que no puedo realizar desde bastante tiempo atrás pero al ver a Silvia (una viejita sin nietos) sonreír al vernos me generó una alegría que decidí mantener hasta el final de la jornada. Durante la zumba me fijé en el entusiasmo que tenían algunos viejitos y viejitas mientras aplaudían con una gran sonrisa en la cara, incluso algunos que no tenían buena movilidad trataban de moverse al ritmo de la música. Estuve un buen rato aislada pero ya después de un rato, cuando comenzaron a pintar mandalas decidí acompañar a María Alejandrina y Ana para ayudarlas a pintar. Doña Alejandrina pintó con dos colores e iba intercalando, pidiéndome ayuda cuando necesitaba destapar uno hasta que logró hacerlo sola. Doña Ana iba pintando lento por lo que manchaba la mesa pero trataba de hacer lo mejor que podía. Hubo un momento en el que a todas las viejitas que estaban pintando en la mesa les repartimos galletas compartiendo los dos paquetes que habían.
Me encantó ir y conocer a esa gente pues todos parecían muy entusiasmados y para mí no hay cosa que se iguale a la sensación de ver feliz a alguien más”. Julieta Rodríguez (I° medio B)